Es curioso cuando el tiempo y el espacio se conjugan y aparecen una serie de personajes que revolucionan la música subvirtiendo géneros para crear uno nuevo. Algo parecido sucedió también en Madchester, Seattle...
Ciertamente, compañero Otomano. La fuerza de un grupúsculo es la palanca que inicia un movimiento mucho más intenso. Aunque he de confesarle que en el caso de Seattle yo me apeo. Detesto el grunge de esos tipos sin afeitar con camisas de leñador.
Es curioso cuando el tiempo y el espacio se conjugan y aparecen una serie de personajes que revolucionan la música subvirtiendo géneros para crear uno nuevo.
ResponderEliminarAlgo parecido sucedió también en Madchester, Seattle...
Ciertamente, compañero Otomano. La fuerza de un grupúsculo es la palanca que inicia un movimiento mucho más intenso. Aunque he de confesarle que en el caso de Seattle yo me apeo. Detesto el grunge de esos tipos sin afeitar con camisas de leñador.
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