Lorenzo yo-leo-a-Wittgenstein Lamas
A veces, un blogger ha de lidiar con asuntos de gran calado social y cultural. Pues bien, éste es uno de ellos. Tengo el honor de recuperar, aunque sea por unos momentos, el recuerdo de Lorenzo Lamas, eximio actor injustamente olvidado.
Es duro debutar y llegar inmediatamente a la cima. Ser el nieto de bragueta fácil y poco cerebro de una terrateniente californiana imprime carácter y marca una carrera profesional. Así, su talento natural para los matices interpretativos no ha sido aprovechado por Hollywood, que le encasilló en el papel del duro solitario en busca de justicia (y de cráneos que partir).
Poco después de dejar de ser Lance Cumson, tuvo la oportunidad de ser el protagonista de una serie televisiva de vanguardia, Renegade, en la que encarnaba a ¿adivinan quién? Reno Raines, un motero solitario en busca de justicia y de cráneos que partir.
Lamas siempre ha querido demostrar que es algo más que una cara bonita y un montón de músculos y anabolizantes. Su carrera cinematógrafica está trufada de un gran número de títulos que buscan explicar la razón última de la existencia del ser humano, films profundos y líricos donde reina la introspección y el humanismo. Vean una muestra.
Y como no es bueno que el hombre esté solo, nuestro amigo Lorenzo se ha procurado la compañía de bellas y juiciosas señoritas, que han sido un remanso de paz tras una dura jornada partiendo cráneos. Entre ellas, la que sigue, Shauna Sand, intelectual multidisciplinar y ex-playmate de Playboy.
Nuestro héroe, a pesar de todas las adversidades, no se rinde y sigue en la brecha, demostrando en las películas en las que interviene y en una nueva serie televisiva, que es uno de los mayores (y más ocultos) talentos de su generación. El Tiempo hará Justicia. No lo duden.
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