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10 de octubre de 2006

Vaginas de perfil bajo

Efectivamente. Las mataron a polvos. Mis amigas, que se fueron de vacaciones sexuales al Caribe este verano, regresaron ahítas, pero contentas. Es reconfortante comprobar como algunos tópicos útiles y beneficiosos siguen estando plenamente vigentes. Todas ellas coincidieron en señalar que los machos de aquellas benditas tierras conseguían conciliar cantidad y calidad. Algo que en el pálido y frío mundo occidental cada vez es más difícil de encontrar. La más atrevida y práctica del grupo regresó con una réplica en silicona del miembro de su compañero de fatigas, como recuerdo sentimental que amenizará las largas tardes de invierno. He de confesar que el artefacto en cuestión, a pesar de ser visto así, en frío y totalmente descontextualizado, era de una prestancia y donosura más que sobresalientes. Las chicas comentaron que es la última moda allí: ir a un establecimiento con tu garañón temporal a que le hagan una reproducción 1:1 de su polla. Incluso puedes elegir el color y los materiales del artefacto. ¿Asistimos al nacimiento del souvenir liberado y posmoderno? ¿Una nueva forma de comercio justo?

Escuché todas sus aventuras y hazañas, pero no sentí ni envidia, ni remordimientos por no haber ido. No niego que este tipo de excursiones sean entretenidas, e incluso saludables, pero para que sean verdaderamente higiénicas y eficaces a medio plazo han de apoyarse en cierta estabilidad sexual en la vida cotidiana. Y, no nos engañemos, ninguna de nosotras podía presumir de ello. Salvo Sonsoles, claro.

El cómo y el porqué del éxito erótico, ya legendario, de Sonsoles es uno de los Grandes Misterios del Universo, a la altura del origen de los agujeros de gusano, la antimateria o la receta del tiramisú perfecto. No era guapa ni tenía un tipazo. Era tímida y callada. Pero en cuanto esbozaba dos medio sonrisas de las suyas todo varón que las contemplaba sentía la repentina e imperiosa necesidad de convertirla en su peluche sexual. Algunas de nosotras especulaba que era una dominatrix voraz e implacable en la cama y eso era algo que los varones pueden olfatear a distancia. Otras opinaban que era una cuestión de feromonas. Que las suyas eran de las buenas, altas en nicotina, cafeína y colesterol. Cuando la preguntábamos por sus hazañas bélicas no soltaba nada, la muy zorra. Se limitaba a ponerse muy colorada y sonreír de forma aviesa. Esa sonrisa. Prometo por mi honor de dama y ex-judoka tercer dan que algún día le arrancaré sus secretos. A dentelladas, si es preciso.

Otra razón para no añorar el semental tropical como concepto era que ya llevaba unas cuantas semanas con cierta regularidad en mi nivel de coitos, que había rotos los largos meses de barbecho. Cierto es que la calidad no era como para enorgullecerse de ello, pero por poco se empieza. Si algo me ha enseñado mi experiencia profesional en el neo-liberalismo imperante es que las grandes ganancias se producen cuando aguantas con un valor que sabes que es sólido el suficiente tiempo como para que suba vertiginosamente en el IBEX. Sé que me gusta el sexo, sé que no soy mala follando, ergo tarde o temprano encontraré a mi John Holmes, ese caballero al que le gusten Matisse, las comedias de Billy Wilder y las escapadas al Norte.

Mi suerte cambió con una cita con un headhunter de una empresa rival. Atractivo, competitivo, dominante pero inoperante en la cruda intimidad, donde los símbolos de estatus ya no sirven. Cuando no era el stress que le impedía llegar al grado de tensión mínima exigible, era un eyaculador no precoz, fulminante. En ese estado le sonreías, le decías Pyongiang, o ibuprofeno y se corría. Tuve bastante paciencia y al final conseguí un par de buenos minutos de él. Pero le dejé de telefonear cuando se atrevió a defender el fútbol italiano. ¡Hasta ahí podíamos llegar!

El siguiente fue un chico sensible y delicado, de esos que le gustan el be-bop, el couscous y las películas armenias. De esos que se enorgullecen de su lado femenino. El caso es que en cuanto le acariciaba su lado masculino se convertía en un poderoso ariete, martilleante e incansable. Serían cosas de su karma. O que era de Palencia y había pasado mucho frío de niño. Pero me aburría su suficiencia cultural. Y no toleraba subirse a mi BMW serie 7. Ya no estoy para integristas seudoprogres. Ir en metro no es ni romántico, ni cómodo.

Y llegamos al actual. Un profesor de sociología de 52 años. Tiene sentido del humor, en la cama es lo suficientemente honrado e inteligente como para no querer demostrar cada vez que es un superatleta sexual, y no trata de aleccionarme culturalmente. También me cuenta anécdotas divertidas de la investigación que está realizando, junto a otros colegas de universidades de toda Europa, sobre la mujer occidental contemporánea. Me gusta sobre todo cuando bromea sobre las tipologías y el sexo. Afirma que hay vaginas de perfil bajo y vaginas de perfil alto. De modo muy astuto me halaga diciendo que yo formo parte aún de las primeras, pero que no tardaré en acceder al estado superior. Y es justo lo que una chica ya no tan joven necesita escuchar, que es una vagina de perfil alto.

Propósito del día: Encontrar unos ferragamo lo suficientemente cómodos como para poder ir con ellos a un concierto de los Arctic Monkeys.

Oxímoron español del día: Derecha civilizada.

Deseo para hoy: Que dejen de molestarme con lo del reloj biológico. A todas las mujeres de mi familia se nos retrasa.

Frase del día: "Siempre sabrás qué clase de persona cree un hombre que eres por los pendientes que te regale". (Audrey Hepburn)

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31 de agosto de 2006

Eyaculan, luego cabalgamos

Me he despertado con la mano derecha pringosa. Dado que ningún varón ha eyaculado en, hacia, para, por, sobre, dentro o cerca de mí en los últimos cuatro meses me inclino a pensar que me he quedado dormida masturbándome. O a lo mejor es leche condensada, no estoy segura... Cerca de mí.... Já. Ningún hombre ha eyaculado en un radio de cien kilómetros a la redonda. Aunque según mi círculo femenino más próximo, los hombres ya no emiten como los de antes. Que todo el asunto se ha convertido en el taponazo de un champán malo de esos que dan en las bodas de la clase media, todo ruido y nada de burbujas. Si es que ya no hay pasión. Los televisores de 32 pulgadas y los sofás grandes y mullidos han acabado con la pasión. También están haciendo mucho daño a los tíos todo eso de la metrosexualidad, y el porno de Internet, claro está (NOTA: Desarrollar estas cuestiones en una entrada futura). Otro punto que no debemos olvidar es que las democracias burguesas contemporáneas no son marcos que propicien o estimulen la pasión. Dónde esté un buen régimen zarista... Esas historias violentas y arrebatadas de pasiones turbulentas e incontrolables de los escritores rusos. Eso era pasión, lo demás es fútbol de Capello.

Hoy vuelvo al trabajo después de las vacaciones. Duro e inexorable. Como estoy tan blanca como antes de irme, he tenido que hacer muchas fotos. Miles de fiordos. Miles de fotos. Si una se va de vacaciones y al volver no tiene una marca blanca en la zona pélvica ha de hacer muchas fotos para rentabilizar el viaje. Ir a Suecia no fue una buena idea, después de todo. Todo era muy caro, y debo de ser la única turista meridional que no se ha tirado a un nativo allí en los últimos quinientos años. Soy la vergüenza de mi sexo. Y a veces también del otro.

Mis amigas decidieron marcharse a la República Dominicana a que, y cito palabras textuales, las mataran a polvos sin tener que preocuparse de nada, salvo garantizarse el suficiente acopio de condones de confianza. No fui con ellas porque una compañera de la primera planta lleva con la foto de un portorriqueño saleroso como fondo de escritorio del ordenador más de un año. Y cuando alguien dice cerca de ella palabras como mami o papi se pone a gimotear. Me conozco, y tal y como está ahora mi cabeza, el riesgo de acabar así si viajo al Caribe es alto. Bueno, mañana vuelven de su excursión y podré disfrutar de sus aventuras sin daños colaterales.

El trabajo otra vez... Estar empleada en un puesto de responsabilidad de un departamento de recursos humanos de una empresa extranjera localizada en España es la situación legal más cercana a la de un alto cargo de la Gestapo de los buenos tiempos. Afortunadamente, es un papel que ya no me creo, no me lo tomo como algo personal y sólo saco de ello la buena paga. Y el seguro médico y la plaza de aparcamiento, claro.

Tengo que concentrarme en regularizar un poco mi patético ritmo de coitos. Estoy en una edad muy delicada y no me haría ninguna gracia acostumbrarme a no rematar a puerta con cierta frecuencia. Hablando de fútbol, aún a riesgo de que me acusen de frívola y superficial, he de confesar que mi fe barcelonista se ha reforzado notablemente este verano con la acertadísima política de fichajes del equipo. Thuran y Gudjohnsen están que crujen. Por eso el Barça es más que un club. Ya veo a la madridista de turno gritando, desencajada, ¡¡¡Cannavaro!!! ¡¡¡Cannavaro!!! No, a estas alturas del partido ya no aguanto a un italiano pegajoso más. Por éstas que son cruces. Además, Lucía me confirmó poco antes de las vacaciones que Paolo, el tipo ese que mandaron desde Londres para estudiar el método que utilizamos aquí para sobrevivir a la migración a UNIX, un lombardo guapo y prototípico, no es nada fiable en lo de las eyaculaciones. Much ado about nothing.

Propósito del día: No mancharme la blusa comiendo, que los de la tintorería todavía están de vacaciones.

Oxímoron español del día: Empresario moderno.

Deseo para hoy: Que la gente entienda que, a pesar de ser mujer y tener treinta y tantos años, no me gusten Juanes, Shakira o las películas de Sandra Bullock.

Frase del día: "Tus vestidos deben ser lo suficientemente ceñidos para mostrar que eres una mujer, y lo suficientemente holgados para demostrar que eres una dama". (Edith Head)

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