26 de noviembre de 2005

Verano

El Verano sería una excelente época del año si no fuera por:

  • La insistencia en mostrar toneladas de grasa corporal excedente sin ningún rubor.
  • Los individuos que insisten en regular el aire acondicionado a 8 grados centígrados.
  • El exceso de turistas chorreando mecanismos de captura de imágenes y aceites bronceadores.
  • Hordas de niños sueltos con demasiado tiempo libre para pensar.
  • La mediocre calidad del marisco.
  • La infecta música lanzada para esta temporada, más peligrosa y nociva que la peor de las salmonelosis.
  • La patente de corso de los empresarios hosteleros para subir sus precios y tarifas un 3.000 por ciento.
  • La arena de la playa.
  • La playa en sí misma, como biotopo de millones de primates sapiens, que pretenden ocuparla simultáneamente con sus crías y decenas de objetos absurdos.
  • Trillones de insectos que disfrutan alimentándose con la sangre de los primates sapiens.
  • Las barbacoas eternas y omnipresentes.
  • Esos caballeros que insisten en llevar calcetines blancos y sandalias.
  • Los cientos de camisetas con eslóganes idiotas o motivos icónicos atroces.
  • Los tirantes transparentes de silicona de los sujetadores expuestos al aire libre.
  • Las Universidades de Verano, un verdadero azote del saber y el conocimiento.
  • Las bodas, y lo que es peor, los banquetes de bodas.
  • La publicidad de las agencias de viaje, especialmente esos folletos lujosos y mendaces que anuncian lo que nunca disfrutarán sus clientes.
  • Que vuelvan al pueblo esos atorrantes que no lo pisan en todo el año y están diciendo cada 5 minutos lo bien que se vive en él.
  • Los polos de horchata.
  • Las cada vez más estúpidas tendencias de collares, pulseras, etc, que van superándose año tras año.

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