Un artículo en Metafilter disparó todos mis mecanismos evocadores: un enlace a una web donde se podían admirar un buen puñado de ejemplos de la decoración y el interiorismo típico de los años 70. Brutal. Terminada la visita, abundantes lágrimas empapaban mis mejillas.
Es cierto que fueron años muy duros. Tuvimos que sobrevivir a La casa de la pradera, Vacaciones en el mar, Los ángeles de Charlie, y el coche de Starsky y Hutch. Todo esto templa el carácter. Soportamos esos impactos sobrehumanos (y algunos más), nos levantamos y seguimos adelante.
La década de los 70 fue estéticamente atroz. Esos sofás de símil cuero, las falsas maderas de relucientes superficies, los plásticos de tintes desaforados, la cacofonía de colores y tonos. Y esos papeles pintados indescriptibles en las paredes...
Para demostrar que este capitalismo tardío en el que vivimos no tiene alma, o que ahora nos toca descender por el ciclo malo del karma cósmico, una empresa alemana comercializa papeles pintados que imitan esas atrocidades que hubo que padecer en la década citada.
¿Es que el Consejo de Seguridad de la ONU no tiene que decir nada al respecto?