Blue Skies
16 de enero de 1938. El Carnegie Hall lleno. Las entradas para el concierto se han agotado con semanas de antelación. El público intuye que va a asistir a un momento irrepetible: la aceptación del swing y el jazz como Gran Música, no sólo como el entretenimiento barato para las pistas de baile del lumpen. Esa música de negros entra en la gran sala de conciertos de las clases patricias. El artífice de todo ello, Benny Goodman, uno de los grandes en la historia de este género, a la altura de otros Grandes Mitos de la Música Popular.
El disco grabado en esa actuación única se titula simple y llanamente Benny Goodman Live at Carnegie Hall.
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