8 de junio de 2007

Concierto para dulzaina y Camela en si bemol

Vivo en un pueblo anodino y anónimo que jamás inspirará un pasadoble, o un cuadro que se exponga en el MoMa, y que nunca saldrá en los informativos, salvo que uno de sus habitantes se aficione a cortar en pedacitos a sus vecinos y enviarlos por correo certificado. Esto tiene sus ventajas y sus inconvenientes. El balance es satisfactorio para mí. Tan sólo echo en falta un poco de mar y un museo donde poder ir a leer el periódico las mañanas luminosas de invierno. Supongo que la mayoría de ustedes ya habrá adivinado que la derecha troglodita ha vencido en las recientes elecciones municipales y gobernará una vez más. Como siempre ha sido, desde la noche de los tiempos, salvo en dos breves periodos de cuatro años. Como Dios manda.

En estos días de junio se celebran las fiestas patronales. Tan anodinas y mediocres como el municipio. La actividad más excitante del programa es un concurso de tiro al plato, que viene celebrándose regular y puntualmente desde el siglo IV antes de Cristo. También hay una feria artesanal y comercial, donde se dan cita en unas carpas vendedores de crecepelo o de jamones ibéricos por un lado, y unos cuantos neohippies fabricantes de pulseras y de esas repugnantes velas aromáticas por el otro, que van en carpa aparte, para no contaminar al resto de probos industriales. No creo que haga falta añadir que esta feria es la envidia de todo Occidente y que ha sido mencionada en numerosas ocasiones en el Foro de Davos como un ejemplo a seguir.

Las estrellas de la edición de este año son el Ciripolen (el único y genuino invento del Tío Cirilo), Marina d'Or (la Florida de la burguesía española), y un stand de productos de Lugo en el que se cuecen pulpo y lacón en tiempo real. Fascinante.

También hay una agrupación de amas de casa beligerantes, de esas que te agreden con el punto de cruz, el macramé y esos abominables trabajos de estaño. Y unos jóvenes que tocan la dulzaina, instrumento que detesto. Y una corrida, y las consabidas orquestas modernas y populares, y unos fuegos artificiales que son exactamente los mismos que inventó un chino hace un montón de siglos. En fin, todo tan obvio y sabido que no desentonarían ni Sabina, ni Héroes del Silencio The ComeBack World Tour.

Éste es mi pueblo en fiestas. Echo de menos la inocencia de la infancia y los coches de choque. Y a Anne Igartiburu, que incomprensiblemente no va a venir a vernos.

4 comentarios:

tootels dijo...

Hola. Pululando te he encontrado y creo que la sociedad deberia conocer lo que haces. Te voy a enlazar a mi blog.
Si tienes algun inconveniente me lo comentas... y ya veremos que se puede hacer je je je ...
Un saludo bien fuerte. Date una vuelta y me comentas.
De qué pueblo eres?
NUNCA MAIS

Anónimo dijo...

Como se puede ver en la columna izquierda, en mi perfil, cito mi lugar de residencia.

Muchas gracias, compañero. Saludos y espero que encuentres tus canicas.

Enrique Ortiz dijo...

Soberbio, pezhammer. Nunca encontrará El Escorial otro cronista mejor. Aplicable también a este pueblo. Un saludo.

Anónimo dijo...

Me temo que como cronista no doy el tipo, pero bueno. Saludos, compañero del metal.