La música y los genitales. Una historia de amor
Los paseos por la Internet procelosa a veces deparan sorpresas muy placenteras, puesto que ¿a quíén desagrada el hecho de poder cotejar cientos de portadas de discos en los que se utiliza el desnudo como gancho promocional?
Cierto es que se mezcla lo tosco y lo sublime, el talento elaborado y el brochazo grosero, pero así es la vida, una sucesión de exposiciones de vanguardia y casetes de bar de carretera. O así debería ser.
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