Eyaculan, luego cabalgamos
Me he despertado con la mano derecha pringosa. Dado que ningún varón ha eyaculado en, hacia, para, por, sobre, dentro o cerca de mí en los últimos cuatro meses me inclino a pensar que me he quedado dormida masturbándome. O a lo mejor es leche condensada, no estoy segura... Cerca de mí.... Já. Ningún hombre ha eyaculado en un radio de cien kilómetros a la redonda. Aunque según mi círculo femenino más próximo, los hombres ya no emiten como los de antes. Que todo el asunto se ha convertido en el taponazo de un champán malo de esos que dan en las bodas de la clase media, todo ruido y nada de burbujas. Si es que ya no hay pasión. Los televisores de 32 pulgadas y los sofás grandes y mullidos han acabado con la pasión. También están haciendo mucho daño a los tíos todo eso de la metrosexualidad, y el porno de Internet, claro está (NOTA: Desarrollar estas cuestiones en una entrada futura). Otro punto que no debemos olvidar es que las democracias burguesas contemporáneas no son marcos que propicien o estimulen la pasión. Dónde esté un buen régimen zarista... Esas historias violentas y arrebatadas de pasiones turbulentas e incontrolables de los escritores rusos. Eso era pasión, lo demás es fútbol de Capello.
Hoy vuelvo al trabajo después de las vacaciones. Duro e inexorable. Como estoy tan blanca como antes de irme, he tenido que hacer muchas fotos. Miles de fiordos. Miles de fotos. Si una se va de vacaciones y al volver no tiene una marca blanca en la zona pélvica ha de hacer muchas fotos para rentabilizar el viaje. Ir a Suecia no fue una buena idea, después de todo. Todo era muy caro, y debo de ser la única turista meridional que no se ha tirado a un nativo allí en los últimos quinientos años. Soy la vergüenza de mi sexo. Y a veces también del otro.
Mis amigas decidieron marcharse a la República Dominicana a que, y cito palabras textuales, las mataran a polvos sin tener que preocuparse de nada, salvo garantizarse el suficiente acopio de condones de confianza. No fui con ellas porque una compañera de la primera planta lleva con la foto de un portorriqueño saleroso como fondo de escritorio del ordenador más de un año. Y cuando alguien dice cerca de ella palabras como mami o papi se pone a gimotear. Me conozco, y tal y como está ahora mi cabeza, el riesgo de acabar así si viajo al Caribe es alto. Bueno, mañana vuelven de su excursión y podré disfrutar de sus aventuras sin daños colaterales.
El trabajo otra vez... Estar empleada en un puesto de responsabilidad de un departamento de recursos humanos de una empresa extranjera localizada en España es la situación legal más cercana a la de un alto cargo de la Gestapo de los buenos tiempos. Afortunadamente, es un papel que ya no me creo, no me lo tomo como algo personal y sólo saco de ello la buena paga. Y el seguro médico y la plaza de aparcamiento, claro.
Tengo que concentrarme en regularizar un poco mi patético ritmo de coitos. Estoy en una edad muy delicada y no me haría ninguna gracia acostumbrarme a no rematar a puerta con cierta frecuencia. Hablando de fútbol, aún a riesgo de que me acusen de frívola y superficial, he de confesar que mi fe barcelonista se ha reforzado notablemente este verano con la acertadísima política de fichajes del equipo. Thuran y Gudjohnsen están que crujen. Por eso el Barça es más que un club. Ya veo a la madridista de turno gritando, desencajada, ¡¡¡Cannavaro!!! ¡¡¡Cannavaro!!! No, a estas alturas del partido ya no aguanto a un italiano pegajoso más. Por éstas que son cruces. Además, Lucía me confirmó poco antes de las vacaciones que Paolo, el tipo ese que mandaron desde Londres para estudiar el método que utilizamos aquí para sobrevivir a la migración a UNIX, un lombardo guapo y prototípico, no es nada fiable en lo de las eyaculaciones. Much ado about nothing.
Propósito del día: No mancharme la blusa comiendo, que los de la tintorería todavía están de vacaciones.
Oxímoron español del día: Empresario moderno.
Deseo para hoy: Que la gente entienda que, a pesar de ser mujer y tener treinta y tantos años, no me gusten Juanes, Shakira o las películas de Sandra Bullock.
Frase del día: "Tus vestidos deben ser lo suficientemente ceñidos para mostrar que eres una mujer, y lo suficientemente holgados para demostrar que eres una dama". (Edith Head)
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