Dennis Potter
Dennis Potter fue uno de los grandes nombres de la televisión de calidad. Revolucionó su lenguaje, con su mezcla de realidad, generalmente triste y miserable y la fantasía alegre y onírica de los mundos que describían las canciones populares. Él fue el primero en utilizar el recurso de introducir en medio de la trama una canción y/o un número musical, con los actores simulando cantar el tema. Para Potter esto servía para hacer discurrir la trama, estaba integrado en ella, la hacía crecer, ganar en complejidad dramática. Sus numerosos imitadores posteriores simplemente utilizaron la técnica como un gag, desvirtuándola y banalizándola. Tan sólo hacen falta un Lars Von Trier, o unos productores españoles para destrozar una buena idea.
Este hijo de minero que pudo estudiar empezó a trabajar para la BBC a finales de los 50. Sus primeros guiones que tienen cierta repercusión ( Casanova, Brimstone and Treacle ) son polémicos por la crudeza y sinceridad de sus planteamientos, especialmente en materia sexual. Su primer gran éxito popular llega con las tristes desventuras de un vendedor de partituras en la Inglaterra de los 30, que sueña con la vida feliz y maravillosa que describen las canciones que vende. Estamos en 1978 y hablo de Pennies from Heaven [+], protagonizado por el magnífico Bob Hoskins, que salta a la fama con este papel.
En 1981 se adapta al cine, el excelente, triste e incomprendido film del mismo título. La acción se traslada a los Estados Unidos de la Era de la Depresión. El contraste entre la miserable y triste vida de los protagonistas (unos brillantes Martin, Peters y Harper, más la espectacular aparición estelar de Walken) y los lujosos y glamourosos números musicales es tremenda y aporta más sentido a la narración. Potter fue nominado al Óscar por su adaptación del guión de la serie original.
En 1979 obtiene un nuevo triunfo con Blue Remembered Hills, cuyos personajes son niños interpretados por adultos.
En 1986 se estrena la que es, a mi juicio, su mejor obra The Singing Dectective [+]. Es una pieza de orfebrería argumental, cuyos múltiples planos encajan con precisión milimétrica. Un escritor de novela negra yace inmovilizado en una cama de hospital, debido a un caso extremo de soriasis (enfermedad que atormentó toda su vida al propio Potter). El protagonista mezcla en su enferma mente la trama de su novela, sus recuerdos de infancia y las alucinaciones paranoicas de su alterada realidad. Lo original del planteamiento es que la mayor parte de lo que vemos no sucede en la realidad, sino en la mente del trastornado escritor enfermo.
Potter da una vuelta de tuerca más haciendo que los mismos actores/actrices interpreten a distintos personajes de los diferentes planos citados. Y en un recurso de talento narrativo, hace coincidir a personajes reales e imaginarios en supuestas escenas que el protagonista ve como auténticas. Fue el eficaz y versátil Michael Gambon (que también obtiene por vez primera reconocimiento popular con este papel) quien encarnó al complejo personaje central. La serie también fue adaptada al cine en 2003 en la edulcorada, irregular, muy justa de presupuesto y con un grave defecto de casting (Robert Downey Jr. no tiene el empaque suficiente para dar vida a un detective de la vieja escuela) cinta del mismo título. Ahora bien, el film tiene momentos más que notables y consigue preservar en cierta medida la complejidad argumental y formal de la serie original.
En 1993 Potter firma su última gran obra, Lipstick on Your Collar, o cómo la rutinaria y apacible existencia de unos funcionarios de una oscura oficina de los servicios británicos de Inteligencia es sacudida por la crisis de la Guerra de Suez. En este caso, Potter introduce como elemento disonante éxitos de los primeros tiempos del rock'n'roll, que en ese momento histórico empezaban a golpear la aburrida y acartonada Inglaterra de los 50, con su arrogancia joven y norteamericana. De nuevo, el protagonista de la serie es lanzado al estrellato, en este caso un jovencísimo Ewan McGregor.
Potter murió en 1994 como consecuencia de un cáncer de páncreas e hígado. En una última entrevista concedida a Channel 4 poco antes de su muerte, a pesar de estar prácticamente paralizado por la soriasis, y teniendo que recurrir a ingerir morfina con regularidad para soportar el dolor, Potter afirmaba querer seguir escribiendo hasta el final, y que su único pesar era (en frase que se ha hecho mítica) "morir cuatro páginas antes de lo debido".
Potter, un ejemplo de que inteligencia y televisión son términos que pueden ir en la misma frase.
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