7 de agosto de 2006

Cuestiones eminentemente sexuales

frases sobre orgasmos

Partiendo de mi corta pero intensa experiencia de varón aún en edad de merecer puedo afirmar que en tan críticos y delicados momentos hay que tener mucho aplomo y saber estar para articular frases ricas en matices, profundas, responsables y coherentes tales que dejen una honda huella, emotiva y moral, en tu compañera/o de juegos en esos culminantes aconteceres. Creo que sólo los grandes atletas sexuales japoneses o escandinavos serían capaces de semejante proeza.

Así que, amigo mío, si es usted varón, limítese a cumplir como pueda del modo tradicional y deje la retórica para la siempre inquietante fase post-coital. Y si es usted mujer, limítese a fingir su orgasmo como Dios manda... O atícele a su compañero/a de juegos en una zona blanda para que despierte y que de paso despierte su clítoris. Que no es poco.

cómo convertirse en lesbiana

Así a bote pronto, creo que no es una cuestión harto compleja. En un primer escalón, y partiendo de la premisa insoslayable de ser hembra, yo arrancaría con cierta propensión personal hacia otras mujeres de su mismo sexo. Aunque desconozco si la moderna farmacopea dispensa principios activos que actúen en esa dirección, o si las teletiendas comercializan dispositivos útiles a tales efectos, creo que no son necesarios si el deseo hacia la otra es puro. Así pues, procúrese, amiga mía, un ejemplar atractivo de mujer de su mismo sexo, yazca con ella y tenga los consabidos contactos íntimos que tanto gozo procuran a las almas inocentes. Cuantas mayores penetraciones en tiempo real consumen, más segura estará del éxito o del fracaso de la experiencia.

Si la cópula es razonablemente satisfactoria, querida amiga, ya ha recorrido gran parte del camino. Casi podría afirmar que es usted una lesbiana en prácticas. Tan sólo restaría repetir esa actividad tantas veces como le venga a bien, con la misma o con otras mujeres de su mismo sexo. Eso ya depende de su gusto. Ahora bien, conviene cierta regularidad y periodicidad frecuente, para lograr ese agradable dominio de la herramienta y de la técnica.

Si, desgraciada y tristemente, su contacto carnal no es satisfactorio y sigue echando en falta en el lecho al varón de su especie, y aún así persiste en su deseo de ser una lesbiana homologable y de pro, comience con un visionado intensivo de películas de gladiadores, las filmografías completas de Chuck Norris y Lars von Trier, compre un camión de miles de caballos de potencia y empiece a votar al partido más conservador que pueda. No sé si esto ayudará, pero aburrirse no se va a aburrir, eso desde luego.

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