Ejercicio de voyeurismo
Hitchcock demuestra que se pueden contar muchas cosas sin una línea de diálogo, usando simplemente lo visual. En el comienzo de la excelsa La ventana indiscreta, con unos medidos movimientos de cámara, sabemos dónde va a ocurrir todo, qué epoca del año es, los secundarios de la trama, y quién es, a qué se dedica y qué le ha ocurrido a nuestro protagonista. Sin trucos, sin trocear la acción en multitud de planos inútiles. Concisión y elegancia. La firma del Maestro.
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