Todo perfecto, menos el armadillo y la cabra
No es ninguna novedad, cierto es, pero ¿quién puede resistirse a tamaña exhibición, entre brutal y obscena, de tal cantidad de portadas psicotrónicas de discos? Yo no, desde luego. Es tal la acumulación de talento desabrido y cimarrón que es dífícil quedarse sólo con unas pocas. Quizás ésta sea una de mis favoritas. Bon appétit!
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