31 de marzo de 2006

¿Por qué se ponen a cantar, papá?

Cantando bajo la lluvia

Esa es la pregunta inevitable que un niño plantea a sus mayores la primera vez que ve una película en la que, de repente, los actores dejan de hablar y empiezan a cantar y a bailar. Suspensión de la realidad. Si no se entra en el juego, no se entiende el género. El musical en el cine es odiado y amado. Hay gente que no lo soporta y hay gente a la que le fascina. Yo me cuento entre los segundos. Quizás porque la respuesta que me dieron a la pregunta fue muy convincente.

Quiero rendir un modesto homenaje a un cine que ha dejado momentos irrepetibles y melodías inolvidables. Quiero, no obstante, hacer unas matizaciones previas. No siempre he optado por los títulos más evidentes y obvios. Y me limito a hablar de películas, no de espectáculos teatrales, que apenas he visto, y de los que no es fácil conseguir documentos sonoros.

La selección de temas elegidos es la siguiente:

El Musical en el Cine

  • Arlen & Harburg - If I Only Had A Heart y Arlen & Harburg - We're Off To See The Wizard, de El Mago de Oz. Sí, porque es un musical, infantil y atípico, pero lo es. El camino de balsosas amarillas rumbo a Oz, a ver al todopoderoso Mago. La primera canción es aquella en la que el hombre de hojalata pide un corazón para tener sentimientos.

  • Bernstein, Comden & Green - New York New York, de Un día en Nueva York (On the Town). El tándem Stanley Donen-Gene Kelly dirigen un éxito de Broadway, aunque muy modificado. La partitura original era de Leonard Bernstein, un compositor serio que tuvo varias incursiones exitosas en el musical. El tema es un clásico, con un jovenzuelo Frank Sinatra como uno de los protagonistas, tres marineros con un permiso de 24 horas en la gran ciudad en busca de un poco de sana diversión masculina.

  • Danny Elfman - This Is Halloween, de Pesadilla antes de Navidad. No es del período clásico del género, y no hay actores de carne y hueso, pero las aventuras y desventuras de Jack Skellington, la magnífica partitura de Danny Elfman y los excelentes números y coreografías, aunque se realicen mediante stop-motion conforman el mejor musical cinematográfico de los últimos 20 años.

  • Dietz & Schwartz - A Shine On Your Shoes, de Melodías de Broadway 1955 (The Band Wagon). Un Minnelli menor, pero sigue manteniendo la vieja llama ardiendo. Astaire, ya veterano, sigue bailando como los ángeles, y está Cyd Charisse, que son palabras mayores. Algunos números son inolvidables: el del tema elegido, el Dancing in the Dark, o Triplets.

  • Freed & Brown - Good Morning y Freed & Brown - Singin' In The Rain, de Cantando bajo la lluvia. De nuevo Donen y Kelly responsabilizándose del film más admirado e imitado del género. Tiene número tan antológicos (Make 'em Laugh, You're My Lucky Star, Moses) que era difícil quedarse sólo con dos. Y es un musical cien por cien cine, no se basó en ningún éxito teatral previo. Y, claro, está esa escena.

  • George & Ira Gershwin - I Got Rhythm, de Un americano En París. El Musical. La combinación del mejor Minnelli, la unidad Freed engrasada como un reloj suizo, y Gershwin (otro compositor serio con triunfos notables en Broadway y Hollywood) dan como resultado el musical más redondo de todos. Esos colores extremos, esa deliciosa Leslie Caron, ese París falso de estudio, la elección de las mejores canciones del compositor... Y ese soberbio número final de 18 minutos initerrumpidos de música, movimiento, luz y armonía. La cumbre absoluta.

  • Kander & Ebb - Roxie, de Chicago. Un intento reciente y digno de recuperar el viejo aroma del musical. La elección de esta polémica y novedosa obra que en su día puso en marcha Bob Fosse, con no mucho éxito de público, era valiente. El resultado final es aceptable, pero no excelso. Cell Block Tango, Mister Cellophane y Razzle Dazzle son buenos números, que recuperan las mejores coreografías de Fosse.

  • Kern & Hammerstein - Ol' Man River, de Magnolia (Showboat). De las tres versiones cinematográficas que se han hecho de la comedia musical del maestro Kern, ésta es la mejor. Es más una opereta que un musical, ya que no todos los protagonistas estaban dotados para el baile. Aparatosa y algo fría, pero Ava Gardner está deliciosa, aunque la doblaran al cantar. Y la canción que he seleccionado, ese homenaje al viejo Padre Mississippi, creo que es indiscutible.

  • Lane & Harburg - Prelude. Main Title, de El Valle del Arco Iris (Finian's Rainbow). Una rareza. Uno de los primeros films de Coppola. Año 1968. El musical ya está en clara decadencia. Petula Clark debuta en el cine americano. Astaire ya es más que veterano. Tommy Steele está simpático sin más. Con todo lo que está ocurriendo en esa época a alguien se le ocurre recuperar este éxito de Broadway sobre leyendas celtas acartonadas y tradicionales. Claro, fue un fracaso. Aunque tiene algunos momentos interesantes, la calidad de la partitura está muy por encima de la de la película.

  • Lerner & Loewe - Camelot, de Camelot. Un título de 1967, con tres actores poco convencionales que no saben cantar ni bailar (Richard Harris, Vanessa Redgrave y ¡Franco Nero!), dirigidos por un buen profesional, pero no experto en el musical, Joshua Logan, con una duración cercana a las tres horas. Y tuvo éxito. Bien es cierto que venía precedido de un bien merecido triunfo en Broadway. El estilo ya es diferente. Hay más escenarios naturales, no es rodado a la tradicional usanza y nadie intenta disimular con algún truco que las estrellas apenas saben cantar.

  • Lerner & Loewe - I Could Have Danced All Night, de My Fair Lady. Un ejemplo de que se puede hacer musical si hay talento e imaginación. Cukor es un grande, y se nota. La dirección artística y el vestuario de Beaton son inmejorables. Hay un buen puñado de canciones que todo el mundo puede tararear. Harrison y Hepburn están a la altura de su talento. ¿Alguien recuerda la mala voz de Harrison, o que Audrey tuvo que ser doblada en las canciones?

  • Lerner & Loewe - Once in the Highlands. Brigadoon, de Brigadoon. Un film injustamente olvidado. Hay buenos números, la partitura mezcla a la perfección los sonidos de las Highlands con Tin Pan Alley, Kelly y Charisse están en su madurez artística. Y Minnelli responde con oficio. Hacer un musical sobre una leyenda escocesa de un pueblo y sus vecinos que sólo aparecen un día cada cien años, al parecer, no es lo más adecuado.

  • Lerner & Loewe - They Call The Wind Maria, de La leyenda de la ciudad sin nombre. ¿Marvin, Eastwood y Seberg cantando? ¿Una historia de dos hombres que comparten todo al cincuenta por ciento, incluida una mujer? ¿Mucho barro, mucha suciedad y nada de glamour, lentejuelas o vestuarios sofisticados? ¿Un musical que más parece un western de rudos pioneros sin afeitar? El triunfo de esta película es un ejemplo de lo grande que es el Cine. Este film quizás sea el último gran éxito del género. Acaso fuera el influjo de una estrella errante.

  • Sparkling Diamonds, de Moulin Rouge. He traído aquí el hueco, espasmódico y vacío globo hinchado de Baz Luhrmann (ese incompetente pedante y pretencioso que pasa por genio) por dos razones: Nicole Kidman interpretando la canción que he elegido está regia. Y el otro motivo es muy simple: comparen esta nadería con los títulos precedentes. Que cada cual extraiga sus propias conclusiones.

La selección musical se puede obtener siguiendo el siguiente enlace.

Naturalmente, estas pocas melodías no agotan el género. Espero poder tener otra oportunidad de brindarles más musicales mágicos.

Bola Extra


All That Jazz - Bye, Bye Life

Sí, lo sé. No es un musical. Son las memorias de Fosse, pero Fosse era un coreógrafo. Por sus venas corría, mezclado con diversas drogas, legales o no, el musical. Y este número me parece un emocionante y acertado homenaje.

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